La dietista y su trabajo psicológico

Las dietistas-nutricionistas en consulta somos profesionales que ponemos al servicio de las clientas nuestros conocimientos en múltiples disciplinas: fisiología, anatomía, patologías, bioquímica, farmacología, suplementación, técnicas culinarias y psicología. Y es en este último aspecto en el que más me detendré hoy.

Para planificar una dieta de control de peso necesitamos valorar diferentes variables de la clienta: no sólo la edad, el sexo y la altura; también los hábitos alimenticios, las costumbres de su religión, los horarios de trabajo, si la persona padece alguna enfermedad, si toma medicamentos, qué necesidades fisiológicas específicas tiene (si es una mujer embarazada o en periodo de lactancia, si es un niño o un adolescente, si es una persona anciana,…) y un largo etcétera. El trabajo psicológico empieza cuando tenemos el perfil completo de la clienta (hablo en femenino porque la mayoría de personas que acuden a la consulta siguen siendo mujeres (75%), aunque cada vez hay más hombres (un 25% aproximadamente).

 

El trabajo psicológico de la dietista

  • Fuerza de voluntad. Sabemos que en la inmensa mayoría de los casos esa será la principal dificultad a superar. Aparte de planificar una dieta saludable a la medida de cada persona, somos conscientes de que debemos inculcar y consolidar unos hábitos alimenticios que ayuden a lograr los objetivos: comer cinco veces al día, no dejar pasar más de cuatro horas entre una y otra toma, desayunar bien y comer menos por la noche, no picar entre horas… La fuerza de voluntad es necesaria para seguir la planificación, a pesar de haber tenido un mal día, a pesar del estrés o a pesar del cansancio y las pocas ganas de cocinar.
  • Motivación. Siempre decimos a las clientas que pueden lograr sus objetivos y que con nuestra ayuda les será más fácil. A veces la motivación es por una cuestión de salud y otras por una necesidad física (verse con unos kilos menos les hace sentirse mejor).
  • Apoyo psicológico. En las sesiones de seguimiento semanales o quincenales, vemos si vamos logrando los objetivos. Pero la persona no siempre ha podido seguir con las pautas marcadas: demasiado trabajo, estrés, problemas personales de todo tipo hacen que la clienta no se haya podido dedicar a ella todo el tiempo necesario. Tenemos que hacerle ver que eso es normal, que a muchas personas les ocurre lo mismo, pero que debemos seguir con el plan establecido.
  • Ansiedad. Cada vez es más habitual que las personas coman por ansiedad. Lo que decíamos: demasiado trabajo, estrés, cansancio, pereza para prepararse un plato saludable, no desayunar, pasar muchas horas sin comer… Por la tarde llega la ansiedad y la persona empieza a picar. El cuerpo pide ­–a la peor hora posible– todo lo que no ha tenido a lo largo del día: si pide alimentos salados, la persona pica salchichón, queso… Si le falta azúcar, es habitual comer chocolate o bollería.
  • Las sesiones de seguimiento hacen mentalizar y concienciar a la persona de lo que debe hacer. El simple hecho de saber que la semana que viene va a pesarse delante de su dietista-nutricionista hace que la clienta siga más a rajatabla las pautas, cosa que no suele hacer si se controla ella misma en casa.
  • La planificación da seguridad. Cuando prevemos que la semana siguiente va a ser complicada (los viajes harán que la clienta no pueda comer en casa, vienen unos días duros de trabajo, tiene que asistir a una boda…), preparamos una dieta ligera para el resto de los días. La persona lo agradece y le da seguridad.
  • Combatir la frustración. A veces hay razones físicas que dificultan el alcanzar los objetivos (menopausia, problemas de tiroides, intolerancias alimentarias, etc.) y eso genera frustración. ¡Pero nunca hay que poner esas cuestiones físicas como excusa para no seguir las pautas marcadas! ¿Ves por qué es tan importante la fuerza de voluntad?

 

Espero que encuentres en nosotras no sólo a una profesional de la dietética sino también a una persona que te va a apoyar para lograr tus objetivos de perder peso y consolidar unos buenos hábitos alimenticios.

 

Iolanda Almirall

Diplomada en Dietética y Nutrición Humana