Existe la creencia que cuanto más demos de nosotros mismos (en el deporte, el trabajo y, en definitiva, en la vida), mejor. Pero se nos olvida una parte muy importante sin la que, todo el esfuerzo anterior, no sirve de nada: la recuperación.
Entrenamiento y recuperación
Los deportistas profesionales lo tienen claro. El entrenamiento tiene dos fases: el entrenamiento entendido como la parte de ejercicio físico y la recuperación o descanso. Y hay que darles la misma importancia a las dos si queremos conseguir unos resultados óptimos.
Pequeñas roturas fibrilares debidas al estrés al que sometemos a los músculos, pérdida de agua y sales minerales son algunos de los efectos que causa, a nivel interno, la fase de entrenamiento.
Descansar no es perder el tiempo
Es probable que te preguntes qué beneficios tiene la recuperación después de practicar deporte. Además de recuperar agua el agua y las sales minerales perdidas, hay que consumir hidratos de carbono y proteínas tanto para reconstituir y reforzar la musculatura.
¿Uno de los errores más comunes? Dormir poco para ganar horas de entrenamiento. Mientras dormimos liberamos testosterona y hormonas del crecimiento, que son las encargadas de reparar los tejidos que hemos dañado mientras entrenábamos. Pero por si esto no te parece suficiente, atento al dato: en el Laboratorio del Sueño Henry Ford demostraron que aquellos que duermen solo 6 horas o menos son más propensas a las lesiones y sensibles al dolor.
Eso sin mencionar que durante la fase REM el cerebro asimila todo lo aprendido durante el día, también la técnica deportiva que hayas estado practicando.
Fácil y barato, todos los expertos están de acuerdo: dormir es la manera más efectiva de recuperarse.
Recuperación activa
Rehidratarse, comer bien y descansar no son los únicos medios para acelerar la recuperación física. Los estiramientos, la crioterapia, las saunas de infrarrojos y los masajes son prácticas muy extendidas entre los deportistas.
¿Y tú, utilizas alguna técnica de recuperación?
